Todo comenzó ayer cuando intentaba dormir pero para variar no podía, entonces me puse a divagar sobre mi vida, que es lo que estoy haciendo y que es lo que realmente quiero hacer dos preguntas que si me lo preguntan me son difíciles de contestar, después de estar un buen rato pensando llegue a una "conclusión" tal vez no explicada de la manera mas común pero fue como se dio y se me ocurrió escribir algo de eso aquí.
Todos conocemos los laberintos y alguna vez estoy segura nos hemos puesto a resolver alguno, aunque sea hace mucho cuando éramos niños jeje!, pues resolviendo un laberinto en algún punto nos habremos encontrado en el centro y sin saber a donde ir para encontrar una salida o si hay varias salidas sin saber decidir hacia cual dirigirnos, pues podría decir que me identifico un poco con esto; justo en el centro de un laberinto en el cual hay varios caminos para llegar a la salida, pero sin saber todavía cual escoger aunque sabiendo a donde me lleva cada camino o que implica cada uno de ellos.
El primero supongo el mas fácil para empezar sin muchas complicaciones un camino sencillo sin tantas vueltas ni caminos cerrados por los que tenga que volver atrás, regresar y tomar un nuevo camino pero ya acercándose a la salida todo cambia; hay muchos obstáculos, caminos que llevan a lugares que no quería ir, con caminos que dan vueltas pero sin darme cuenta que estoy haciendo eso hasta algún tiempo después tan solo para regresar y tomar otro camino erróneo y darme cuenta que va a tomarme bastante tiempo llegar a la salida si es que la llegara a encontrar, dejando que la razón sea quien me guíe a tomar la ruta correcta y sin saber si al llegar casi al final no prefiriera regresar pasando de nuevo por todos esos obstáculos al centro del laberinto para tomar el otro camino.
El segundo mas complicado desde el inicio con caminos de subida y de bajada muros que parecen nunca terminar, confusiones en el camino, rutas que llevan a donde no esperabas aunque creías era la correcta, sin saber realmente si estas caminando por donde debes porque no hay señales que indiquen hacia donde es la salida pero guiándote por tu intuición o tu corazón hacia ella, y sabiendo que de alguna forma vas a salir de ahí, además de todo va a ser la mejor forma; pero no todo en este camino es lindo te puedes encontrar con cosas que no son lo que parecen, abismos en medio del camino que no te dejen seguir adelante, regresos y eventos inesperados, aunque todo esto te servirá como experiencia para saber como actuar para seguir en el camino y claro también cuando salgas de este laberinto.
Y el tercero pienso yo el mas fácil solo caminar y caminar confiando que algún día saldrás jeje aunque la verdad nunca tomaría ese.
Me encuentro en el momento de decidir que camino tomar inclinándome mas hacia el segundo pero aún dudando si tomo el primero con todo y que se que tarde o temprano regresaré a mi posición actual y esto tal vez porque tenga miedo mucho miedo de cambiar e ir por un camino por el hace mucho tiempo no he pasado, por todo lo que me pueda encontrar en él y lo que tenga que dejar atrás, queriendo dejar eso atrás y olvidarlo sin cometer los mismos errores del pasado que me hicieron salir de los primeros metros de ese camino y regresar al centro para tomar el primero y llegar a donde estoy ahora.
Bueno todo esto esta medio loco se que pocos lo entenderan con el mensaje que intente pero me divertí un rato escribiéndolo y espero les guste se aceptan todos los comentarios que quieran poner .
o no que se sigan el mismo sistema (conciencia). Y con pequeñas modificaciones, en una o en varias partes de nuestro ordenador, podríamos quién sabe si conectar con otros sistemas operativos (conciencias). Bueno me pareció algo interesante lo encontre en un artículo de la página de Formarse les dejo el link por si quieren leer el artículo completo es sobre fantasmashttp://www.formarse.com.ar/paranormal/vardogers.htm
Hay alguien especial para cada uno de nosotros. A menudo, nos están destinados dos, tres y hasta cuatro seres. Pertenecen a distintas generaciones y viajan a través de los mares, Del tiempo y de las inmensidades celestiales para encontrarse de nuevo con nosotros.
Proceden del otro lado, del cielo. Su aspecto es diferente, pero nuestro corazón los reconoce, porque los ha amado en los desiertos de Egipto iluminados por la luna Y en las antiguas llanuras de Mongolia. Con ellos hemos cabalgado en remotos ejércitos de guerreros y convivido en las cuevas cubiertas de arena de la Antigüedad.
Estamos unidos a ellos por los vínculos de la eternidad y nunca nos abandonarán.Es posible que nuestra mente diga: «Yo no te conozco.» Pero el corazón sí le conoce.Él o ella nos cogen de la mano por primera vez y el recuerdo de ese contacto trasciende el tiempo y sacude cada uno de los átomos de nuestro ser. Nos miran a los ojos y vemos a un alma gemela a través de los siglos. El corazón nos da un vuelco. Se nos pone la piel de gallina. En ese momento todo lo demás pierde importancia.
Puede que no nos reconozcan a pesar de que Finalmente nos hayamos encontrado otra vez, Aunque nosotros sí sepamos quiénes son. Sentimos el vínculo que nos une. También intuimos las posibilidades, el futuro. En cambio, él o ella no lo ven. Sus temores, su intelecto y sus problemas forman un velo que cubre los ojos de su corazón, y no nos permite que se lo retiremos. Sufrimos y nos lamentamos mientras el individuo en cuestión sigue su camino. Tal es la fragilidad del destino.
La pasión que surge del mutuo reconocimiento supera la intensidad de cualquier erupción volcánica, y se libera una tremenda energía. Podemos reconocer a nuestra alma gemela de un modo inmedi
ato. Nos invade de repente un sentimiento de familiaridad, sentimos que ya conocemos profundamente a esta persona, A un nivel que rebasa los límites de la conciencia, con una profundidad que normalmente está reservada para los miembros más íntimos de la familia. O incluso más profundamente.
De una forma intuitiva, sabemos qué decir y cuál será su reacción. Sentimos una seguridad y una confianza enormes, que no se adquieren en días, semanas o meses.Pero el reconocimiento se da casi siempre de un modo lento y sutil. La conciencia se ilumina a medida que el velo se va descorriendo. No todo el mundo está preparado para percatarse al instante.
Hay que esperar el momento adecuado, y la persona que se da cuenta primero tiene que ser paciente.Gracias a una mirada, un sueño, un recuerdo o un sentimiento podemos llegar a reconocer a un alma gemela. Sus manos nos rozan o sus labios nos besan, y nuestra alma recobra vida súbitamente.El contacto que nos despierta tal vez sea el de un hijo, hermano, pariente o amigo íntimo. O puede tratarse de nuestro ser amado que, a través de los siglos; llega a nosotros y nos besa de nuevo para recordarnos que permaneceremos siempre juntos, hasta la eternidad.